El rosa era un color
masculino y el azul, femenino
Desde pequeñitas, las niñas visten de
rosa, mientras que los nenes visten de azul.
Pero, alguna vez se ha preguntado,
¿quien decidió que esto fuera así?
En realidad, no es posible apuntar a
una sola persona, ni siquiera a un solo evento como causante de esta práctica,
pues más bien, el origen de esta costumbre se debe a una variedad de factores.
Para empezar, cabe mencionar que, por
lo menos dentro de la cultura occidental, el color en la vestimenta de los
bebés es algo relativamente nuevo.
No fue sino hasta la década de los 20
que los padres comenzaron a vestir a sus hijos con ropas de color pues
anteriormente, la costumbre era vestir a niños y niñas por igual de color
blanco.
Es más, no sólo vestían del mismo
color, sino que tanto niñas y niños utilizaban un solo tipo de prenda para
vestir— un vestido, pues en aquella época, no se acostumbraba vestir a los
niños con pantaloncitos, de tal manera que era muy difícil distinguir, a
primera vista, a un niño de una niña.
No se sabe con certeza, pero se cree
que debido a esto, se pensó en la manera de diferenciar a los hombrecitos de
las mujercitas, y de ahí surgió la idea de hacerlo a través del color.
Es así como a principios del siglo
**, era común ver a las niñas vestir de azul, y a los varoncitos vestidos de
rosa, algo que para muchos, hoy sería impensable.
Sin embargo, la relación del color
azul con las niñas y el rosado con los niños, no perteneció únicamente a
Occidente. En Oriente, por muchos años, existió una práctica similar.
En la antigüedad, se acostumbraba
vestir a las niñas con prendas de color azul en aquella región, y a los niños
con ropas de color rosado. Curiosamente, la razón tenía que ver con el hecho de
que, durante un tiempo, existía una alta tasa de mortalidad infantil y
extrañamente, los niños varones eran los más afectados.
Siguiendo una creencia popular, los
padres veían la muerte de sus hijos como un castigo de su dios. Ellos pensaban
que éste buscaba a los bebés varones, identificándolos por el color de sus
ropas, y les quitaba la vida para castigar a sus padres por los pecados y
ofensas cometidas. Al vestir a los niños de rosa y a las niñas de azul,
pensaban, podían esconder la identidad de sus bebés, y así evitar que más
varoncitos murieran.
Si vemos un cuadro de una familia real anterior al siglo
XX es muy probable que veamos a algún bebé vestido de rosa. No es la hija
del rey, sino el príncipe heredero . Antiguamente el color de los reyes era
el rojo tanto por su simbolismo como por el hecho de que el tinte de este color
era tan caro que sólo podían permitírselo las testas coronadas. El rosa, por
tanto, era algo así como un "rojo de baja graduación" que
identificaba al varón destinado a ser el sucesor al trono.
Por otra parte el color azul se identificaba con la
Virgen María. El porqué de esta tonalidad se debe, según algunos, al color
de algo tan puro como lo es el cielo de las buenas almas; pero para otros la
razón de que la Virgen vistiera un manto azul se debía a que este pigmento era
el más caro y lujoso después del rojo. Sea la razón que sea el azul acabó
convirtiéndose en el color de la pureza virginal, algo típicamente femenino
en épocas no tan lejanas.
La familia de Carlos IV (1800-1801)
Durante la edad Media, cuenta la
leyenda, los caballeros de las Cruzadas observaron esta costumbre oriental y al
regresar a Europa, la trajeron consigo, y los demás la adoptaron de inmediato.
De cualquier modo, la regla en Europa era así: los niños vestían de rosa y las
niñas de azul.
Así visto hasta nos parece lógico que el reparto de
colores por sexo no fuese de otra manera, por lo que nos preguntamos cuándo se
produjo la inversión y por qué niños y niñas acabaron intercambiándose los
tonos.
Una edición de Ladies Home Journal,
una revista estadounidense para damas, publicó en junio de 1918 que "la
regla aceptada es que el rosado es para los niños y el azul es para las niñas.
La razón es que el rosado es un color mas fuerte y decidido, lo cual lo hace
más apropiado para un niño, mientras que el azul, el cual es un color más
delicado, le queda mejor a una niña".
Fue hacia 1920 (históricamente antes de ayer). Tras la
Primera Guerra Mundial se hizo patente que los usos de la guerra habían
cambiado y una de las primeras transformaciones debido a ello la sufrieron los
uniformes. Hasta entonces eran elegantes y vistosos, pero las trincheras, el
uso de carros de combate y la importancia creciente del camuflaje obligaron
a dejar de usar colores como el amarillo o, precisamente, el rojo. Debido a
esto este tono dejó de ser el color de algo tan "masculino" como la
guerra, por lo que ya no era preciso vestir a los niños de rosa.
También
tuvo que ver un cambio en la moda infantil: se empezaron a llevar los trajes
de marinerito y, claro, eso significaba empezar a usar el azul reglamentario.
Además, el reciente descubrimiento del tinte azul sintético suponía una
revolución al hacer más baratas ciertas prendas.
Por pura oposición y porque las niñas eran identificadas con la
delicadeza del lujo (se empezaba a afirmar eso de que toda niña es una
princesa) se empezó a utilizar para ellas el color más caro, pero rebajado para
hacerlo más económico. Es decir, el rosa.