Rojo de
labios
Estimula los sentidos y desata las pasiones
El rojo es el más cálido y dinamizante de los
colores.
Es, claramente, expresión de pasión, amor,
fuerza, potencia, impulso, optimismo, violencia, agresividad o ira.
Representa una tremenda fuerza vital, nacida
del fondo de nuestras más estrechas emociones. Vida y muerte se unen
simbólicamente en un solo color: el rojo. ¡No es extraño entonces su poder de
atracción!
Los efectos fisiológicos que produce son
realmente arrolladores: aumento de la presión arterial, aceleración del ritmo
cardíaco, mayor flujo de la circulación sanguínea o el despertar de los sentidos
del olfato y del gusto. Las reacciones son automáticas y, curiosamente, muy
similares a las sucedidas durante el proceso del enamoramiento. ¿Es quizá por
todo ello, que la sensualidad y la sexualidad también están atadas al color
rojo?
Así pues, el rojo es un color simbólico desde
tiempos inmemoriales. Un arma de doble filo en cuyas pinceladas se esconden
sensaciones a flor de piel.
De esta asociación con el amor y la pasión tenemos un buen ejemplo en el fetichismo de la ropa interior roja, los zapatos de tacón rojos o la moda de pintarse los labios en rojo vivo, que proviene de tiempos ancestrales, hecho mediante el cual lograban hacer su boca mucho más deseable.
De esta asociación con el amor y la pasión tenemos un buen ejemplo en el fetichismo de la ropa interior roja, los zapatos de tacón rojos o la moda de pintarse los labios en rojo vivo, que proviene de tiempos ancestrales, hecho mediante el cual lograban hacer su boca mucho más deseable.
Existen pruebas arqueológicas de que ya en la
antigua Mesopotamia se fabricaba un labial con una base de polvo rojo derivado
de una arcilla que utilizaban tanto hombres como mujeres.
Incluso Cleopatra, faraona del arte de la seducción utilizaba una mezcla de “henna” y carmín para dar color a su sonrisa; la romana Popea, esposa del
Incluso Cleopatra, faraona del arte de la seducción utilizaba una mezcla de “henna” y carmín para dar color a su sonrisa; la romana Popea, esposa del
Francina Ramonet emperador Nerón, jugaba
con ocres y óxido de hierro y la reina Isabel I usaba una mezcla com- puesta
por cochinilla, goma arábica, clara de huevo y leche de trigo para maquillar
sus labios. Y, aunque durante la Edad Media, maquillarse con rojo de labios era
considerado algo propio sólo de prostitutas, en la actualidad el “rouge” vuelve
con más fuerza que nunca. Una revolución estética que reivindica la cultura del
rojo, símbolo de feminidad llevada al extremo.
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