Las uñas son otro de los elementos que pueden
verse influidos por el tono de nuestra piel, que puede determinar qué colores
nos favorecerán y cuáles no. A pesar de que quizá en este caso no sea tan
importante como en el rostro (puesto que de las uñas no depende nuestra carta
de presentación principal), sí que es preferible tener unas nociones sobre
aquellos tonos que pueden ir mejor con nosotras.
Para
empezar pensemos en los esmaltes transparentes, que generalmente
pueden aplicarse en personas de todo tipo de piel, pero… ¿Conviene utilizarlos
en todo tipo de uñas? La respuesta es evidentemente no, pues aplicar sólo
brillo sólo se te permite si tienes unas uñas muy bien cuidadas,
siempre perfectamente limadas e impolutas. Si no las tienes así, mejor que te
decantes por esmaltes de color para esconder tu dejadez.
Los
colores más naturales son aconsejables siempre para todo
tipo de pieles; el marfil, beige, los tostados suaves o el rosa palo, por
ejemplo, pueden quedar bien en cualquier mujer.
Las
pieles más claras se verán favorecidas por los colores ligeramente
oscuros como los tonos rosados y fucsias, los rojos y otros
colores opacos como el ciruela o el vino, que remarcarán la
sofisticación de la piel blanca.
Con
una piel de un color intermedio (ni muy blanca ni muy morena)
puedes permitirte colores más oscuros todavía como el rojo pasión,
los tonos morados o berenjena, por ejemplo.
Si
eres de piel morena deberás dar algo más de vida a tus manos
con colores un poco más alegrespara llamar la atención sobre un
ligero contraste (siempre teniendo en cuenta la temporada del año en la que te
encuentras). Puedes probar con casi toda la gama de rosas, así como con
marrones, nacarados, dorados o anaranjados.
No
obstante, lo que te damos es sólo una guía y no una regla de oro. Sigue las
tendencias, da prioridad a tus propios gustos y procura transmitir la idea que
buscabas con tus uñas.
UN
POCO DE HISTORIA...
Lo que actualmente utilizan tanto mujeres como hombres para
decorar y mantener un aspecto especial en sus manos, resulta muy distinto a la
concepción que hace muchos siglos se tenía sobre este producto, ya que, en
antiguas culturas era marca de estatus y nobleza de acuerdo al color y a la
forma en que este se llevaba. El día de hoy en dominio público: el esmalte de
uñas.
El
esmalte para uñas o laca de uñas no es un concepto nuevo. Se cree que en el año
3000 a.C. la nobleza de la antigua China se coloreaba las uñas largas con
esmaltes hechos a base de goma arábiga, cera de abeja, gelatinas y pigmentos.
Los nobles podían usar colores dorados, plateados, rojos y negros, mientras que
otras clases sociales sólo podían usar colores de tono pastel.
El
esmalte para uñas era también popular entre los Egipcios, quienes las teñian
con henna o con moras, tintes naturales que, de igual manera, eran usados en
otros cosméticos, durante la época. Cabe recordar que a los Egipcios se les
considera propiamente precursores de la cosmética y el cuidado corporal.
En la
antigüedad, el esmalte no era exclusivo de las mujeres: en Egipto y
Roma, los comandantes militares se pintaban las uñas de rojo antes de ir a
la guerra en un afán de demostrar que estaban listos para la batalla a través
de colorearse del mismo tono de la sangre las uñas.
Sin embargo, los japoneses y los antiguos romanos se pintaban las
uñas desde los tiempos más remotos, de tal forma que es difícil saber quiénes
fueron los primeros, aunque esto nada importa, ya que, a pesar de las
distancias territoriales, el concepto en sí nos señala que, las culturas eran
cercanas a través de las costumbres, las cuales se pueden encapsular en
pequeños signos que nos llevan a comprender tanto la idea del mundo como la
particular concepción social entre los habitantes.
Los
chinos usaban laca coloreada hecha con goma arábiga, claras de huevo, gelatina
y cera de abeja. También solían usar una mezcla consistente de rosas
machacadas, orquídeas y pétalos de otras flores que daban el color a dicha
laca, dependiendo de la cantidad de producto que se le agregara.
Los egipcios
usaban los tintes de color rojo a café derivados de la henna para pintar las
uñas así como las puntas de sus dedos. La realeza china frecuentemente mezclaba
partículas de oro o de plata con los tintes para uñas. Un manuscrito del siglo
XV de la dinastía Ming cita al rojo y al negro como los colores de elección de
la realeza. Los egipcios usaban también el color de las uñas para indicar las
diferencias sociales. La reina Nefertiti, esposa del rey Akenatón, teñía sus
dedos y uñas de color rojo rubí.
Cleopatra
prefería el rojo quemado. Las mujeres de bajo rango sólo podían teñir sus uñas
de colores pálidos.
Para el siglo XIX, la costumbre de teñirse las uñas se
había extendido bastante, aunque en aquellos tiempos y hasta principios del
siglo XX las mujeres solían preferir un aspecto de laca transparente en vez de
colores intensos.
http://es.paperblog.com/louboutin-lanza-su-primera-linea-de-laca-de-unas-rouge-louboutin-2750593/
Actualmente,
la industria de los esmaltes para uñas es un negocio multibillonario y los
esmaltes han pasado de ser simples pinturas de colores homogéneos para incluir
diseños, estampados y hasta piedras semipreciosas. La exclusividad de género
también se ha fracturado y muchos varones se tiñen las uñas o usan esmaltes
transparentes como parte de su arreglo personal.